El principal problema de esta bacteria (no demasiado estudiada) es que hay muchas personas que la portan. Esto quiere decir que muchas personas (500.000 en todo el mundo) pueden transportarla y contagiar a otros, pero no necesariamente desarrollar ellos mismos la enfermedad.
La bacteria se contagia muy fácilmente, mediante estornudos, tos o contacto. El ambiente exterior supone un riesgo para la bacteria, puede llegar a morir. Es por ello que rápidamente se introduce en el cuerpo de un individuo. El meningococo se asienta en el epitelio de la nasofaringe, tanto en portadores como en infectados. Dependiendo del estado de las mucosas (que suponen una barrera fisiológica contra patógenos) desarrollará la enfermedad o no.
Aquí es donde entran los factores ambientales. Si el portador o el infectado viven en una zona de mucha sequía, las mucosas acaban por irritarse y no cumplir su función, por lo que acaban por desarrollar meningitis bacteriana. Lo mismo pasa con el tabaquismo, la falta de higiene o la pobreza. Otros factores que propician a este tipo de meningitis bacteriana es si el infectado ha sufrido recientemente una enfermedad (preferiblemente un catarro o parecido), ya que el sistema inmunitario no está del todo recuperado y es cuando las bacterias deciden atacar. Por último, vivir en donde habita mucha gente, véase internados o residencias o pisos compartidos, puede desarrollar una epidemia por el constante contacto entre personas.
